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“Al Ayre Español”, de López Banzo, en el “II Ateneo Barroco”: “To al lovers of Musick”
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“Al Ayre Español”, dentro del “II Ateneo Barroco”, para ofrecernos en el Paraninfo da Universidade-20´00h.-, un programa de piezas instrumentales de G.F.Haendel y H. Purcell, “To all lovers of Musick”, serán tratado por Eduardo López Banzo-clave y dirección-; Alexis Aguado y Guillermo Turina-violines y el contrabajista Xisco Aguiló. “Al Ayre Español”, Premio Nacional de Música 2004, con dilatada presencia en los certámenes de importancia desde “Schleswig- Holstein Musik”, al de Ambronay, Beaune, “Festtage Alter Musik” y teatros como el Concertgebouw, Tonhalle, Konzerthaus Wien o la Musik Verein, estuvo en la primera edición del “Via Stellae”, con un programa en sus absolutos dominios, “La cantada española en América”, con el contratenor Carlos Mena: obras de J. de Nebra, J. de Torres y una serie de anónimos. En esa convocatoria, también con el propio Mena y la soprano María Espada. Los “Stabat Mater”, de Pergolesi y A. Scarlatti. El estreno de la zarzuela barroca “Jupiter y Semele”, de A. de Literes, transcrita por el propio López Banzo, consiguió el reconocimiento absoluto, que mantendrá en otros trabajos como “A batallar estrellas”, repertorio hispano del XVII, “La cantada barroca en América” y óperas de Haendel como “Amadigi di Gaula” o “Rodrigo”. Banzo reconoce que en su trabajo investigador, jamás recurre a buscar una partitura directamente, sino que intenta analizar la mayor cantidad de material posible, leyendo música en los archivos, pasando horas interminables y estudiando manuscritos, hasta que se decide por la que realmente le interesa.
El encuentro con Gustav Leonhardt, fue determinante en su carrera en esa búsqueda de repertorios infrecuentes, que le llevó a fundar en 1988 “Al Ayre Español”, con el ánimo preciso de abarcar tan compleja aventura, entre la que aparece “Colpa, Pentimento e Gracia”, un oratorio de Alessandro Scarlatti. Con la “OSG”, dirigió “La Resurrezione”, de Haendel, pero especial significado tuvo la recuperación de “La púrpura de la rosa”, primera ópera americana, interpretada en el Teatre del Liceu. Producto de los méritos adquiridos, son los importantes galardones “Choc de la Musique” y el “Diapason d´Or”. “Al Ayre Español”, son pues el obligado referente en la recuperación del largo repertorio en la sombra, de los compositores Literes, J. de Nebra, J. Torres o Sebastián Durón. Las firmas que han facilitado sus indagaciones, son las más prestigiosas en el ámbito internacional, es decir, “Auvidis”, “Deutsche Harmonia Mundi” o “Almaviva”. En otra de sus producciones de riesgo, el “Orlando”, de G.F.Haendel, animó nuestro músico a decir: “Poner música a la locura, es muy atractivo”.
Para la jornada, “Al Ayre Español” dentro de pareceres menos comunes por la selección de piezas instrumentales aunque dentro de sus patrones de identidad. Unas sonatas de Haendel publicadas entre 1733/ 9, ejemplo de la imaginación y la fértil asimilación de los recursos dramáticos del mundo escénico. “Al Ayre Español”, acepta que el autor compuso las veinte trío-sonatas, de las que 13 fueron publicadas en Londres, en dos colecciones distintas: seis sonatas editadas en 1733, como “Op, 2 (HWV 386-391) y otras siete impresas en 1739, como “Op. 5” (HWV 396-402). “Al Ayre Español”, apenas tres años después de su grabación de esta última, publicada en 2019, una introspectiva versión del “Op. 2”, titulada “I vanni ocultI”, en velada alegoría a la “vanitas”, y al efímero paso del tiempo, que completa a su vez, complementa su primer acercamiento a las “trío- sonatas” de Haendel. Ambas grabaciones conforman un proyecto unitario que brinda al oyente una versión apasionante de esa exquisita música de cámara en la que afloran, con particular intensidad expresiva, los dos polos estéticos presentes en el universo camerísitico haendeliano.
A diferencia de las “Sonatas Op. 5”, que revelan una aproximación más madura, flexible y personal, la estructura de la sonata tal como quedó codificada en A. Corelli (añadiendo nuevos movimientos de danza, al estilo de la suite francesa), las “Sonatas Op. 2”, siguen muy de cerca el patrón formal corelliano, de la “sonata da Chiesa”. Como es característico en Haendel, no toda la música en estas dos colecciones de sonatas es absolutamente nueva, o dicho en otros términos, fue reutilizada-de manera literal o transformada-, en otras composiciones creadas antes y, sobre todo, después de haber compuesto las piezas que integran especialmente su “Op. 2”. Es que en Haendel, acaso más que en otros compositores de su generación, se da la máxima de la intertextualidad: todo acto creador es deudor de la historia de la cultura (entendida como un espacio diacrónicamente acumulativo) y todo texto contiene de forma explícita, referencias y trazos de textos anteriores, que se proyectan en el tanto en el autor como en el lector/oyente, que acaban por configurar procesos de significación complejos y cambiantes en el tiempo. En cartel, la Sonata nº 4 y 6”, del “Op. 2” , las “números 4 y 5, del Op. 5”.
Henry Purcell en complemento, con dos de seis suites, en “Sol m. Z. 661” y la “Suite en Re M. Z 667” y el “Ground Z. 222” ., un especialista en obras para viola, además del violín, del que fue consumado maestro, consiguiendo que su irradiación alcance hasta los compositores foráneos, en este espacio de los géneros instrumentales, con claras influencias en compositores que alcanzar a Haendel o Johann Christian Bach. Maestro en el apartado de las pavanas, chaconas, fantasías y formas de obertura, será en las “fancies” en donde sabrá hacerse respetar, por la habilidad en el desarrollo de uno o varios temas, elemento que se reafirmará en las suites.
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